Cuando pienso contigo, lo hago...
en las dunas de las playas desiertas,
que aún conservan las hierbas
a quienes gusta la sal y el sol.
Te veo conmigo en un restaurante
donde sirven comidas de madre,
y el recinto huele a plantas aromáticas.
Después, siempre hay un después,
sin importar de dónde venimos,
paseamos nuestros silencios aparentes,
para dar paso al lenguaje de las manos.
Siempre recurro al jardín dentro del bosque,
o será que contigo se engalanan los senderos,
se alinean los romeros y los pinos...
nos cobijan como si fuéramos bajo palio.
Será por eso que llueve en el desierto
y las rosas también pueden ser blancas…
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