Tímido y sincero,
el alma al mando,
cerré los ojos,
abrí la puerta
y entré en tu fuente
de cristal líquido.
Tímido y sincero,
osado y decidido,
me bañe en tu fuente...
inaccesible,
rompí cristales y bebí,
de cerca, tu sonrisa…
Feliz y proclamado,
abrí la puerta, y tú...
me recibiste ufana.
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