La idea inicial es no quedarse en la cama. El reto, una hora sin bajar de la bici... la distancia, depende del viento y la frescura de las piernas, la ilusión, poder encontrarme con los amigos, en alguna parada estratégica, para charlar de cualquier lindeza del gobierno, y contarnos las vivencias personales contables. Noto a faltar algún vinito, pero la tensión protesta y hay que hacerle caso, por si acaso tiene razón. Ni carne roja, ni vino tinto, pobre barquita mía, que vas a merced de los médicos y de los años…
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