A cada paso, las hojas crujen,
como los tacones en la moqueta,
pero lo uno es natural, lo otro urbano.
Va anocheciendo, atardece en colores,
el día muere a gritos de estornino,
la Necrópolis de Tarragona,
repleta de moreras en la entrada,
está llena de estas ruidosas aves otoñales.
Son las seis y es de noche,
se encienden todas las luces,
no será para ahorrar energía, digo yo.
La noche empieza antes, termina antes,
en mi casa no hay luz, no llegó la estrella,
no hay nadie, pronto haremos...
la Navidad de cada día y se hará la luz.
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