Te llamo para contarte un cuento,
de esos de bosques habitados...
por hadas madrinas,
de príncipes de colores y uno azul,
tras el que me escondo dando pistas.
Te cuento una historia de vuelos de ardillas
y de caballos blancos,
un relato de enanos saltarines,
que guardan la cárcel donde viven
las brujas espantosas...
que ni salen en mi llamado.
Tu voz de terciopelo,
con algún agudo misterioso,
se va apagando poco a poco.
Estoy convincente, te duermes plácida,
otro día cojo un arpa suavizada.
Buenas noches…
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