No es que crea que tengo el genio dormido,
sencillamente, no tengo genio.
Tampoco reclamo al cielo un alma de poeta,
como hizo Don Miguel de Cervantes Saavedra.
El manco de Lepanto iba bien servido de imaginación y luces,
yo no mucho de nada, pero me divierto y me sorprende a mi mismo
comprobar que de cualquier observación,
de un paseo, de un recuerdo,de mis vivencias en la escuela...
puedo hacer un pequeño relato, más o menos poético,
y revivirlo como una forma plácida de volverlo a vivir.
Y ustedes me perdonan siempre y, algunos, incluso me leen.
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