Voy alicaído por vuelos raseados,
vuelo solo, con el peso de la soledad,
solo, sin ti que descansas velando la noche
y esperas, anhelas regreso…
Tu aliento me llega preciso,
y levanto el vuelo, y voy por las laderas altas,
cerca de las cumbres y los acantilados,
con flor segura de su mecanismo de defensa.
Ya casi llego al nido, tu pías placer,
yo te traigo el trigo de los campos
y la certeza de volar siempre por ti,
y, cómo no, volar contigo y surcar todos los cielos…
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