A veces necesitaríamos...
un buen par de toques en mejilla,
para parar la carrera eterna...
hacia ninguna parte.
Tiempo para oler el aroma del café
y reparar en que va más allá del protocolo.
Escuchar la música de ambiente
y ver que es mucho más
que una compañía ocasional o terapéutica.
Pararte a oler y comprobar, apreciar
y amar la belleza de los aromas naturales.
Sentarte y sonreír y llegar tarde,
incluso no llegar...
porque a tu ritmo loco lo vence un mejor estado,
lo gana un bienestar estable…
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