diumenge, 1 de novembre del 2015

Perversidad

Laurel, campanas, luces, flores,
música, fotógrafos, sonrisas,
abrazos, alegría en saltos,
bocas abiertas, puños en alto, victoria.
El niño estudia, es todo un talento,
y el aparato, cual máquina que devora
y transforma los entornos,
lo enaltece, lo pone de sublime,
lo aparta de lo normal y natural.
Si falla alguna vez alguna cosa,
se estrellará en un espacio sin red.
Deporte es, para algunos, crear ídolos...
para experimentar el placer de verlos caer.
Hacerlo con un niño...
es todo un tratado de perversidad cruel.

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