Es la hora del patio, un niño de primero, seis años escasos, viene chutando una botella de plástico. Le comento que la eche a la papelera, y me dice que no, que él no la tiró. Le cuento que estaría bien, y que un niño cuando hace cosas bien hechas se pone muy contento.
- ¿A ti no te gusta hacer cosas bien hechas?
- Sólo en casa, me contesta.
Y se alejó chutando la botella de plástico, tranquilamente, sin inmutarse. Recuerdo que al llegar a clase se impuso, por supuesto, una puesta en común con mis alumnos. Pienso que, alguna vez, me equivoqué por querer tratar a los niños como más mayores. El niño puede llegar a responsabilizarse de lo que hace y no siempre, pero a mi me gustaban mucho las charlas de grupo y escuchar sus opiniones y poner mis cucharaditas sentidas…
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