En sus ojos había un prometedor amanecer,
y acudía como el sol, mostrando mil matices
al perezoso día que parece resistirse
en su letargo aparente…
No hacía nada, no ejercía de nada,
no proclamaba nada, solo estaba,
como una hermosa fuente de cristales de mil colores,
o una lámpara de lágrimas arco iris,
que va rociando de eléctricos pétalos soleados
todas las incredulidades...
que se pululan por las noches oscuras.
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