He leído por ahí que al verano tendrían que multarlo por exceso de velocidad. Pero bueno, he visto a algunos maestros, luciendo su mejor sonrisa en blancos de dentífrico y de esperanzas varias, en su inestimable misión educativa. Ya tengo un poco de ganas de ver a los niños en el patio del colegio del Serrallo. ¡Cuánta cartera nueva, y libros ya de otro curso, cuánto abrazo, fútbol, charlas, cuánto amor del profesor y las familias, cuánta vida latente!
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