Cuando uno se acerca a los setenta, y así como sin querer queriendo, acude a los garajes, esos que llaman clínicas, para las pertinentes revisiones de chapa y pintura, y mientras no haya alguna cosa de motor, pues nos esforzamos en sonreír a la vida, con nuestra mejor versión y modalidad… Son tiempos en que quisieras, aunque fuera de lejos, reconducir los rumbos que la corrupción y los corruptos tienen altamente controlados. Pretendes acudir, llegar a lo que te pasó de largo, y a veces se muere en el intento, y otras se para y se descansa.
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