Un bosque húmedo con senderos sin salida es válido como rincón de pensar, aunque también una roca de acantilado mirando al horizonte, donde uno trata de verlo y de entenderlo, seria un lugar al amparo del sol donde gozar de la imaginación… Y qué me dicen de una duna de una playa del Delta del Ebro, de esas casi particulares, que te hacen entender el paraíso… Bellos rincones donde soñar no es fácil, ya que la realidad lleva implícita todos los encantos.
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