dimecres, 7 de setembre del 2016
Alma de maestro
Me gustaría envejecer un poco,
sin prisa, claro, y hacerlo con dignidad,
sin pasarme de un rejuvenecido rancio,
ni tampoco de capo de todas las experiencias.
Me conformaría, con abrir la boca,
sólo a los requerimientos más pertinentes,
y dar mi opinión, que no consejo,
cuando creyera poder facilitar...
algo de luz, en los entuertos.
Me llenaría de sonrisas, supongo,
también alguna lágrima y, en general,
me saldría el alma de maestro...
lleno siempre de buenísimas intenciones.
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