Tu pelo juega con el viento entre una arboleda de encinas
en abrazo con los pinos cercanos donde viven las ardillas.
Tu gracia azulada de ojos de lince se hace ambiente, presencia y bosque,
como santuario de meditación y recuerdo permanente.
Y cómo no, te recuerdo en cada amanecer,
en cada despertar de los sentidos sentimientos.
Tu pelo al viento, entre una arboleda de encinas, y entre ellas...
una estrella de excursión por los sueños posibles de gama alta.
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