Yo vuelo entre los amaneceres,
y sesteo por las nubes de algodón
que te abrazan y acarician.
Uno se columpia instalado en las abundancias
de los beneplácitos y de las bendiciones...
y se recrea en el cabalgar de las valquirias,
en el trote de los corceles blancos
que acarician las arenas plateadas
de los cielos en la tierra.
Volar, andar, vivir...
la vida vive y sueña, sueña y vive.
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