En el baile acople tu mano,
y con la derecha te acerqué,
te abracé, te estreché...
en suaves aprietos de aprecios.
Miré tu sonrisa noble,
como mirando al tendido,
para que yo entendiera lo descrito,
y me sonó a envite,
y acepté gozoso los saltos de mi alma,
y me doctoré en dulzuras...
para allanar las proximidades.
Qué dicha, qué placer, qué felicidad,
gozar de un abrazo...
en suavidad de noble fuego.
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