Y buscaremos los tiempos adecuados,
para ir al encuentro de romeros y tomillos,
a oler las lavanda y a ver despuntar los espárragos,
que aún no son para el caballo…
El bosque te regala siempre una fuente,
que principia un río de vida y un césped
y una encina que presume de madre
y abraza a las parejas andantes,
sedientas de amor…
El bosque, regalo de senderos donde encontrarse,
incluso en la soledad del pretendido mundo nuevo…
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