Llegaron dos ríos de suspiros
y un vuelo de mariposas
que parecían imantadas
al rastro de tu rostro fugaz y luminoso.
Hubo un anticipo de reflejos,
y una invasión de azules
de cielo con mar, y, como no,
un aroma de rosas blancas,
se impregnó por los espacios
que supuestamente ibas a concurrir.
Sabía que venías, lo anunciaban...
los inmaculados vientos brisa,
que siempre te preceden,
y en nada... estallaba mi paz interior.
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