Irse de rositas, pese a las cargas...
y los cargos de pesados barcos.
Llegar y no besar el santo,
ponerte la miel en los labios
y no catarla ni en sueños.
Llegar a Flandes y no poner una pica,
como ir a Roma y no ver al Papa...
ni en la ventana.
Ir a por lana y no salir trasquilado,
como meter un zapato en una jaula
y esperar a que cante y trine.
¿Qué cosas, no?
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