Tras la puesta del sol, el oeste,
acaso el ocaso por si acaso,
es un día en disimulo...
donde reina una hija del sol
que va de diva de las luces
en el país de los oscuros nocturnos.
En cada puesta de sol
hay un final implícito,
y a mi nunca me gustaron los finales,
son como la culminación...
de las esperanzas y de las ilusiones,
que tanta vida nos dan siempre,
aunque sea un final con éxito,
a mi siempre me invade...
un atisbo de nostalgia.
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