Y si un día vieras el espíritu de mi verso,
y te llegara con el acorde imperturbable de la suavidad,
allá por entre un anticipo de amanecer crepuscular,
donde los mejores sueños se complacen...
en resoluciones finales definitivas.
Siempre me ilusionó el día en el que captaras
la esencia del soplo de mi alma,
aunque tuvieras que esquivar los envoltorios
y las puestas en escena del teatro de la vida,
que quizá no es la nuestra...
aquella que imaginamos un día.
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