Hoy he tirado una flor al mar,
una flor que no corté de la maceta,
ni de ningún jardín de las delicias.
Fue una flor que brotó...
de mi alma sedienta de madre,
y la lancé con mimo, al vaivén musical
de las olas de mi mar amigo.
Las flores interiores,
que lanzamos a las madres
que ya traspasaron,
son rosas de espumas blancas,
que se pasean cadenciosas
por la inmensidad de los azules agua cielo,
hasta llegar, con todo amor, a su destino…
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