A veces pienso si no seré un solitario, rodeado de gente, pero sin mucho contacto, como aquel que está tomando algo, en la esquina de la barra de un bar, solo, como aquel que va a tirar un córner, en el argot de un partido de fútbol, o el que come en un restaurante con el periódico abierto, mientras en las otras mesas, la gente habla y convive entre risas y sonrisas. No creo que llegue a esos extremos, pero reconozco que, alguna vez, me conduzco de incógnito, y lo paso bien, como si el mundo no fuera conmigo…
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