Fue jueves lardero, y el viernes siguiente, en los colegios se celebra el carnaval de los niños. Mucha ilusión en muchos ojos, y mucha creatividad en los profesores. Particularmente, no me gusta esta fiesta, pero entiendo el esfuerzo que representa por parte de todos, y los beneficios que el arte y la fantasía, suponen en este mundo tan cuadriculado. No, no me gustan los disfraces, sobretodo aquellos de buena persona. Prefiero lo limpio y natural, sin adornos ni pinturas…
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