Me gusta el color de tu voz
porque da una tibieza amable
que transmite calor de alma.
Me fascina la suavidad de tus ademanes,
que proclaman dulzura más allá de tu sonrisa.
Estoy prendido, rendido...
a tu belleza simbiótica con el arte,
que se saltó las normas de las exactitudes,
para interferir por todos los aromas
de la genialidad inmensurable, total.
Tu voz tiene color de amor...
y la calor tibia de los soplos de las almas en celo…
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