La noche se hace corta,
entre suspiros entrecortados,
el amanecer se acelera y vuela,
y te trae en volandas de agrado,
de luz y presencia.
Feliz aquel al que se le enciende el día,
porque tiene una proximidad exquisita,
una luz nueva que estalla diáfana
y hace que su existencia explote
al compás del corazón.
Hay noches que acaban...
con enormes incendios violeta,
pero tu discreción no apaga
los inmensos fuegos que provocas,
así, como sin querer,
así, como por un casual,
una apariencia que no cuela,
intencionada…
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