Me viene a bien reparar
en tus canas de sapiencia,
en tu frente surcada
de supuestos en busca de soluciones,
en tu rictus de nobleza, apuesta y pensante,
de la mujer sabia, que, sin estridencias,
siempre emerge con su luz,
la justa, la precisa,
para permitir la claridad más diáfana
en los profundos interiores
del entorno que te vive.
Hoy me viene a bien, y me sabe a mejor,
tu recuerdo madre, ejemplar, persistente…
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