Si quieres me aparto de todos los cielos con mar,
y me instalo en la inmensidad de tu sonrisa,
respirando soplos de tu alma.
Si te place, que parece que sí,
vuelvo en el próximo viento huracanado,
como una pretensión anhelante de rapidez y cordura.
Porque... qué mejor cielo que los azules de tus ojos,
bellos, chispeando estrellas fugaces…
y qué mejor mar que la sal de tu gracia
en aromas de gloria y en pacíficos ondulantes…
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