¡Qué gozo, madre mía!
Recuerdo haber tenido infancia,
cuando lo importante...
era saltar más que el otro,
subir al árbol más alto
y con menos ramas de apoyo,
meter otro gol...
y hacer que la niña bonita se fijara en ti.
Y no importaba mucho
nada de lo que te hacían
comprender que era importante,
tú veías cortos los días,
para crecer y competir.
Luego, ya te contaron de todo,
incluso que ese todo es relativo…
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