Ella, por fin, llegó apartando disimulos.
No, no pasaba por allí por alguna...
de esas casualidades de la vida,
fue a por pieza, la elegida, la deseada.
Él, ya estaba, como si nunca se hubiese ido,
y estuviera esperándola desde siempre.
Preciosos los conjuntos coordinables,
niño, niña, que se encuentran,
allá por el espacio que definieron
como campo de batallas...
deliciosamente amorosas.
Ella acude, él ya estaba,
la rosa y el clavel, abrazo…
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