En mis tiempos de estudiante
me hablaban de los sentidos
y de que nada había en el intelecto
que primero no hubiese estado en ellos.
Sólo la vista gozó de ti...
antes de instalarte en mis adentros.
Quizá un aroma a miel,
la de romero por supuesto,
que de un cruce ocasional
también se impregnó en mi ser.
Contigo en mi, mis sentidos se embellecen,
el alma los transpira,
y los sentidos del entorno beben y respiran...
En mis tiempos de estudiante,
uno tenía más sentidos que intelecto...
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