dijous, 12 de març del 2015

Interminable...

Me regaló un simple reflejo,
un automático de sonrisa,
de aquellos que tiene en archivo
para los avatares de lo correcto…
Yo esperaba una palabra de aprecio,
a modo de reconocimiento generoso,
a unos ojos que la siguen exhaustos,
desde lo más recóndito de los sueños
hasta las pisadas de los firmes del deseo…
Otro día vi que me esperaba,
en disimulo, por supuesto…
Comprendí que había expirado el plazo
que mandan los cánones del recato…
Mi suspiro y su sonrisa, ahora entera,
hicieron la escalera interminable…

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