He querido andar un ratito por la arena,
cerca de unas olas suaves con olor a yodo.
La niña venía de cara, sacando pecho,
més bien pechos, abriendo brazos…
De su cara llovían reflejos de sonrisa,
y qué decirles del contoneo,
sin tacones ni asfalto,
Se podría escribir un lírico de lirio
o de delirio, como quieran...
El caso es que me veo tocando de la playa el mar,
y gozando de algún vuelo de paloma en celo,
el salto de una lisa enamorada presumiendo,
y los andares de una niña…
hija de una sirena que la bebe de cerca.
La arena está prieta,
firme como la belleza del entorno…
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