hasta un río con puente de piedra
y lleno de ánades y juncos,
a la sombra de los chopos espesos,
y al compás de unas aguas cristalinas.
Me encanta ver el vuelo de los patos,
y sobretodo verlos posarse con gracia,
con sus patas palmípedas…
que amortiguan su medido aterrizaje.
Una hembra ha salido a los soles,
y un cuello verde de pico cuchara
enciende plumaje y se acerca galante,
y un “cuac-cuac” de romance
resuena en la calma tranquila
de un río con puente de piedra...
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