Se me ondulan y me danzan los vellos,
la barba, otra vez crecida, se ladea...
El corazón niñea y busca ventana,
a través de la cual se oyen ruidos de patio.
Son las once, bajaré, hoy me apetece.
Pese a la fina lluvia, hay partido,
y carreras y gritos disonantes...
y las niñas que hablan en coro,
y hacen sus apartes de ojos que se escapan
hacia el campo de fútbol de los de sexto...
Belleza total de los espontáneos naturales,
donde los niños, con grano incipiente,
también pavonean sus gracias...
a merced de las niñas.
Niños, niñas, que juegan de verdad a verdad,
sobre el generoso patio que acoge...
sus libertades maravillosas al sol.
Paró la lluvia, en el patio, el futuro juega…
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