En mis soledades multitud, algo nostálgicas,
ávidas del recuerdo de quien me hizo bien
y construyó en mi la mejor reciprocidad,
me extasío presenciándome amigos y deudos
que hicieron aprecio y lado total
en los aconteceres por los avatares profesionales,
e incluso con incursiones a la privacidad,
porque, a veces, la amistad sana y sincera
llega incluso más allá del amor...
y, por supuesto, con menos contrapartidas.
Recuerdo compañeros de colegio, profesores,
algún director con el que me identifiqué,
alguna família que complicitó conmigo…
Se me dibuja una sonrisa agradecida…
Yo también les quise, me entregué,
hice cuanto pude…
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