Me encanta el puerto y las gaviotas. Casi pretendo ser un estudioso tenaz de sus comportamientos habituales, que varían según los cambios de tiempo. Concentración, multitud, tomando el sol en un margen de embarcaciones y, a la vuelta, vacío total, vuelo más bien alto, proclamando presencia, inclemencia del tiempo fallando porque la temperatura ha subido y el viento ha deshecho las nubes, incluso las negras con supuesta agua…
Parece ser que el jeque de turno ha comprado su parte del puerto. No hace ni deja hacer proyectos. El puerto de Tarragona, bello, en edad de merecer y crecer, aspira a los cruceros que dan vida, a los porta-aviones que dejan pingües beneficios, aspira a explotar como puerto potencia de la Tarragona, Patrimonio de la Humanidad. Nos hemos despedido cordialmente, hay familia a la que atender. El lunes será otro día hermoso después del "finde", quizá bici, los 30 km habituales… veremos, depende del viento… ya nos whatsappearemos!!
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