Tarragona, rompeolas, excursión…
primero de ESO, patines, risas,
cogidas de mano con cielo permiso.
Algún cigarrillo de pseudo-hombre,
voces altaneras, chirridos, euforias,
todo sea por llamar la atención…
del gallo… o de la gallina.
De faro a faro, el de la Banya
y el otro más pequeño y interior.
Dos se confiesan, platican,
hacen un aparte, se sinceran…
Una parejita, más avanzada,
quiero decir en la relación,
están entrelazados, en una roca.
Todo el mundo lo sabe, normal,
ellos son la voz que clama amor.
El grupito más numeroso, de sabios,
o de pelotas, o de maduros o calmados,
van con el profesor, a paso lento.
Él les habla de los mares y los barcos,
de los amarres y los puertos,
y las gaviotas que musiquean,
las barcas de la pesca con luz.
Debe haber dos o tres clases mixtas,
de faro a faro, llenando de bullicio y vida.
Brotes tiernos, el mañana… diría,
la esperanza… proclamo, confío.
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