Dicen que tienen pelos… en el corazón, y entrañas duras del que no abre,
sordo a los gemidos y lamentos, opaco de vicio al infortunio.
No quiere saber, no sabe, ni sueña, no se entera, ni pretende oír…
Insensible incluso a lo que no sabe, amante del silencio de las víctimas.
Oda mezquina a los callados, encerrados en casa,
vendidos, comprados ya sabemos cómo…
Me cuentan que no les gustan las manifestaciones y las distorsionan,
y les siembran violentos… a sueldo?, para después llenarse de razones,
como si la sinrazón tuviese razones…
Hay tanta pena circundante, pululando, hay tanto suelto consentido,
hay tanto primo protegido, tanta tripa regalada,
hay tanta cárcel vacía de reos y llena de sacia hambres…
Cuánta verdad muda, impuesta, enterrada en los fondos… perdidos.
Cuánto tímpano insensible, cuánto engaño,
cuánta farsa, cuánta manipulación, cuánta mentira…
Hasta ahí me llega: os compro un espejo para ver si volvéis en sí,
ante la contemplación de tanto horror…
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