Después de la tendinitis, la Teresa vuelve a la escuela… parecía nostálgica, recordaba a los niños. Uno le escribió un email: "te echamos en falta"… y se hizo calderilla de delicia y abrazo. Me he quedado en la cama, recordando… otra vez los tambores del colegio. Los procederes espontáneos de los alumnos, mi idea de calmarlos, pero no hundirlos ni anularlos para que ejerzan sus prontos, cada vez más educados y más libres… Aquel líder chuleta, pero constante en el esfuerzo del trabajo diario para mantener su estatus de gloria… yo controlaba sus salidas de pecho, pero también valoraba los costes.
Mi terraza da al patio de la escuela y cuando puedo bajo a respirar niños… los observo con conocimiento de causa, veo sus afinidades y diferencias, los diferentes grupos por juegos, por malicias para hacer trastadas, por primeros pseudo-amores vitales, por los solitarios con dificultades de integración, de convivencia difícil. Otra vez los tambores… me veo en el patio, peri pateando por entre los conocidos, controlando a los de nervio fácil, disfrutando de todos y, como no, aprendiendo de mi compañero de paseos, el Hermano Lluis Plumed, todo un ejemplo…
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