Tengo el alma en paz, serena.
El corazón, cobijo de las mariposas,
como nunca, más que nunca.
Juego a hacer de todo, fácil,
como si fuera poco, nada…
Quizá habré ganado el sosiego,
aquel activo de las distracciones
que te da sentido y energía.
No, nunca fui un guerrero, pertinaz,
indomable, unicórnico…
Más bien una constante sensible y consciente
de la humildad y del esfuerzo del día a día.
Como todo el mundo natural,
quise desactivar miserias humanas,
asomé alguna genialidad útil.
Volé y dormí en pleno abrazo de Morfeo,
y desperté con deseo noble y fijo,
bajando de las variopintas nubes
para seguir la ruta de los ejemplos,
aquellos que marcaron mis mayores,
aquellos que en el otoño invernal
te hacen revivir con el alma en paz
y con el corazón, cobijo de mariposas,
como nunca, más que nunca…
La vida y yo nos mandamos sonrisas..
Quiero a mi entorno, me quiero…
Tranquilos, no soy Narciso, sólo Pere…
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