Un paraguas, una lluvia suave, continua, fina,
un poco de brisa de marzo, algo fría,
tú y yo, que mantengo el negro toldo levantado,
con la mano izquierda,
y la derecha... la voy pasando por tu cintura,
hecha de porcelanas, no por lo frías,
sino por la perfección en el modelaje de las formas.
La lluvia, a veces no colabora, y deja de llover,
y algún gracioso te cuenta...
que hay que cerrar el paraguas,
y uno se hace el sordo, claro,
y tu no dices nada, porque ahora...
llueven estrellas y vuelan mariposas.
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