Pese a la lluvia, suave pero continua, he paseado por el jardín vertical y me ha sorprendido un cartel, porque es fantásticamente utópico, a ver si me acuerdo: “Envolver la ciudad de verde es posible. Una ciudad fértil. Que nuestros hijos y nuestros nietos, puedan ver una Tarragona como un bosque, donde las casas crezcan como árboles”. Estaría bien que el jardín también fuera horizontal, y nos invadiera un constante perfume de verdes primaverales generosos y auténticos…
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