Te propongo un viaje en moto,
mejor por los arenales del Delta...
que por el desierto de los Monegros.
Aún así, no importa mucho el lugar,
sólo llevarte pegada en delicioso abrazo,
compartiendo silencios y paisajes…
Prometo no acelerar demasiado,
para que el ruido estridente de la máquina,
no rompa el encanto de nuestro mágico momento.
Ponte un tejano y un pañuelo volador,
tráete tu sonrisa de reserva
y, allá por una duna, me paro,
y, ya sin cascos, te beso la sonrisa...
y actúan las mariposas.
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