En el naufragio se oía la voz plañidera,
impregnada de ciertos de alma,
de una mujer que lloraba el olvido...
de lo que pensaba era eterno.
Cuantas veces la desolación es una voz
que clama en el desierto de la inconsciencia,
y llora sola, sin saber a ciencia cierta,
el valor real de cada lágrima.
Quizá el naufragio sea una solución,
un principio de vida, en otra barca, otro mar…
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