Me sabes a una incandescencia...
una estrella fugaz, una lágrima de San Lorenzo,
sobresaliendo entre otras estrellas luminosas.
Me sabes a rosa regalada en jardín mimado y consentido,
rosa de rosal, cual mujer de su casa rosa de su rosal.
Me sabes a mar, a inmensidad y a cercanía,
pues no es eso el mar…
Una magia que en cada ola te lleva y te deja a mi alcance,
y en tus formas de estrella o lágrima, rosa o mar...
nunca te confundo... ¡nunca!
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