En el jardín vertical, las palomas ronronean como Pedro por su casa… lo han convertido en sus aposentos preferidos, y allí cortejan y anidan y son felices. Las palomas, pese a lo insanas e inoportunas de muchas veces, siempre me han caído bien, ellas acuden al pan de los jubilados y agradecen con su proximidad, a flor de piel, el cariño de abuelos y niños que aman la vida natural. Palomas... ellas viven en la Rambla, al final del río, en el jardín vertical, ellas viven en mi alma, cerca de las mariposas azules…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada