La niña tenía un aire a la madre,
y yo veía a la madre niña,
y a la niña... madre,
por el gracejo y la empatía,
y el acorde de todos los supuestos
en la exposición de gracias.
El abuelo tenía un tinte del nieto,
y el nieto, un viento limpiador...
de ciencias de abuelo, avispado.
Y los otoños de la vida tienen aspectos
de primaveras camufladas,
que se instalan en la confusión
para deshacer el despropósito de los entuertos.
Madre con aires de niña,
abuelo con tintes de nieto,
y primaveras, muy pretenciosas,
invadiéndolo todo... y más.
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